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domingo, 26 de septiembre de 2010

Deberías ver (I): Sexo, mentiras y video (1989)


En ocasiones se hace necesario reflexionar sobre nuestra vida en pareja. El papel que cumple nuestra sexualidad, el rol que asumimos frente al ser amado. La principal cuestión es si debemos literalmente asumir un rol o simplemente ser nosotros mismos, transparentes, sinceros. Y en cuanto a la sexualidad, ¿qué es finalmente lo que expresa, es tan importante como todos pensamos o simplemente está sobrevalorado?. El sexo debe ser una forma de comunicarnos con el otro y de sentirnos confiados, el sexo debe ser un lenguaje reservado para aquellos seres a los que entregamos el alma ciegamente. Sin embargo, hoy no es mas que una ligereza.
En Sexo, Mentiras y Video podemos ver todos esos matices. Una película sin vértigo, sin cámaras recorriendo escenarios a toda prisa y sin embargo su contenido pareciera querer llenar un libro del tamaño del Quijote. Dirigida por Steven Soderbergh (Traffic, Ocean's eleven) quién además escribió el guión en ocho días, es una cinta digna de el movimiento independiente; además de haber sido galardonada con la palma de oro del Festival de Cannes es considerada actualmente como una película de culto.
La historia gira en torno a Ann (Andie McDowell), una mujer reprimida sexualmente, con un esposo infiel y una hermana que es todo lo opuesto a ella. Su vida comienza a dar un giro cuando conoce a Graham (James Spader), amigo de su esposo, quien tiene un extraño fetiche derivado de sucesos de su pasado.
La película nos muestra la presencia de la verdad y la mentira en la cotidianidad. Para el caso de Ann, la mentira, representada en su esposo, quien es capaz de negar hechos con la sutileza del perfecto engaño. La verdad, representada por Graham, quien nos cuenta que es un hombre redimido de las mentiras y se muestra  transparente, sin engaños, en todo momento acude a la verdad ante cualquier cuestionamiento de los demás.


La película contó con un presupuesto de solo 1,200,000 dólares para el montaje. Los diálogos y la actuación de James Spader son quizá lo más destacable de la cinta. Esta no es una película para cualquier público, no esconde grandes secretos y no pretende llenar de intriga y misterio nuestra mente. La música es prácticamente reservada al inicio de la cinta con algunas tonalidades discretas a lo largo de los 104 minutos de metraje. La película cuenta con un elemento que vale la pena destacar y es el erotismo que contiene aún cuando las escenas pasan por ser simplemente sugerentes sin ampliar el contenido sexual. Un final algo soso pero no por ello inapropiado, en mi opinión es una película de la que se pueden sacar conclusiones importantes para la vida. Interesante propuesta de Soderbergh, vigente para este siglo XXI, donde muy poco valoramos la influencia que tienen los pequeños detalles sobre el mundo de los demás.

lunes, 8 de marzo de 2010

Enfermas de amor


Aunque sigue vigente la popular idea de que el hombre trabaja como mula para satisfacer las necesidades del hombre, no es necesario ser un erudito para darse cuenta del cambio en esta tendencia. Cada día son más las mujeres exitosas y con independencia financiera que despiertan recelos en los machos más ortodoxos.